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25 de marzo de 2011

La boya ha sido amarrada en su sitio de anclaje y los datos vuelven a estar disponibles!

Arrastrando la boya
desde el puerto de Blanes.
CTD inductivo conectado al cable, listo para el fondeo
Boya fondeada..
Ferran y Gustavo (Nixon tomó la foto!)
Eduard, Didac and Ramón
Buen trabajo!
 

Resumen

El 20 de enero, la boya fue llevada a puerto para realizar inspección general de la estructura y la instrumentación. Dicha inspección duró un mes. Sin embargo, hubo que esperar un mes más para fondearla de nuevo, ya que los continuos ciclones que se formaron en el área generaron mala mar e impidieron arrastrar la boya hasta la cabecera del cañón de Blanes con la barca "Dolores". Afortunadamente ... estuvimos esperando pacientemente y mantuvimos los nervios...! Hasta hoy viernes 25 de marzo. Hoy fue El Día. La boya fue unida a la línea de fondeo con toda la instrumentación a bordo que vuelve a proporcionar datos de las condiciones meteorológicas y oceanográficas de la estación de observación!

Detalles del mantenimiento realizado

Durante el tiempo
que la boya se mantuvo en la tierra, su estructura fue limpiada, inspeccionada y pintada. Se colocaron nuevas señales indicando el nombre de la institución y advirtiendo a los barcos que es prohibido anclarse a la boya.

Por otra parte, se hizo un cambio importante en la estructura. Este consistió en incorporar un dispositivo extraíble para fijar la termosalinógrafo de superficie. De esta manera el termosalinógrafo puede ser retirado desde la superficie de la boya sin que la boya tenga que ser llevada a puerto. Antes ocurría que solo los dos CTDs conectados al cable inducctivo podían ser retirados para mantenimiento sin llevar la boya a puerto. Ahora, los tres CTDs pueden retirarse para realizar mantenimiento en tierra, mientras que la boya permanece unida a la línea de fondeo en alta mar..

En cuanto a la instrumentación, se limpiaron los CTDs y se sustituyeron sus baterías. Las mediciones de los sensores fueron intercalibrados en laboratorio utilizando para ello una pequeña piscina de agua de mar con los tres instrumentos sumergidos y operativos por 72 horas. Las mediciones de oxígeno disuelto de los CTDs se compararon con mediciones en laboratorio del agua de la piscina, usando el método Winkler.

El estado de la mar y las operaciones a bordo

El día estaba nublado y hacía una suave brisa. Algo de mar de fondo nos acompañaró durante la travesía desde el puerto hasta la cabecera del cañón de Blanes. El oleaje nos impidió navegar más allá de 2,5 nudos, pues de lo contrario la boya se inclinaba peligrosamente. En mejores condiciones de mar, la boya ha podido ser arrastrada a 3.3 nudos sin poner en peligro su estabilidad. Pero como ya somos chicos grandes y tenemos experiencia en el tema, la lenta pero segura navegación no supuso ningún problema.

El mar estaba un poco verde y tenía poca transparencia. En el trayecto desde el puerto de Blanes hasta el sitio de fondeo, a cinco millas de distancia, cruzamos un frente que estaba claramente indicado por una larga línea de espuma y residuos originada seguramente por las descargas continentales debido a las lluvias de los últimos días.

De todos modos, la escasa transparencia del agua de mar es normal en esta época del año. La primavera ha comenzado, la radiación solar ha aumentado, el agua superficial se está calentando y contiene una gran cantidad de micronutrientes. Todo esto es lo que el fitoplancton necesita para crecer rápidamente cerca de la superficie. De hecho, suponemos que este fenómeno ya comenzó hace varias semanas.

Esta vez la operación a bordo se llevó a cabo por el equipo del CEAB que incluyó a Gustavo, Ferran y Nixon (te echamos de menos, Laura!), junto con nuestros colaboradores contratistas, Eduardo Muñoz y Dídac Català. Esta vez, durante la maniobra de fondeo, nos aseguramos que la boya oceanográfica se alejara suficientemente de la barca mientras se separaba la boya de referencia de la línea de fondeo. Esto nos permitió trabajar de forma más cómoda y más segura que en otras ocasiones ya que así se evitó una eventual colisión entre la boya y la barca. Finalmente, el extremo inferior del cable inductivo de 50 metros que va enganchado a la boya oceanográfica, se unió al extremo superior de la línea de fondeo, que se había izado a bordo previamente con la grúa de la barca. Todo funcionó sin problemas.

Felicidades a todos los miembros del equipo y felicitaciones también, al Dr. Antonio Cruzado, que sigue de cerca, con muy buena razón, todas nuestras actividades.

Nixon Bahamon